Yo no quería estudiar,
yo quería salir de casa. Así que elegir una carrera fue lo más
fácil del mundo: miré mi nota de selectivo, hice así con el dedo
en la lista de licenciaturas y aterricé en la facultad de Derecho
más o menos con la misma cara de flipada que Livingston debió de
poner la primera vez que vio las cataratas Victoria.
De esa época me quedaron
un par de latinajos, unos cuantos amigos, una marca de quemadura de
cigarrillo en la rodilla que vaya usted a saber cómo llegó hasta
allí y la certeza de que los jueves eran los nuevos viernes,
sábados, nochebuena y día de San Patricio, así todo junto y
revuelto y venga el cubata. Entonces, razonábamos, si los jueves son
los nuevos viernes, los miércoles son los nuevos jueves...y toca
salir. Pero si salimos los miércoles como si fuera viernes, entonces
los martes vuelven a ser jueves... y así hasta que alguien se daba
cuenta de que no quedaba ron en casa. El razonamiento
filosófico-deductivo-tontuno moría al llegar al lunes. Los lunes
eran los lunes. Los lunes, por mucho que el resto de la semana
sufriera un efecto de traslación temporal, eran, son y serán lunes.
Día de san nomejodas.
Así que para sobrevivir
y no perder la sonrisa una tiene que tirar de trucos. Y el mío es,
hoy, una receta dulce que, si os sabéis controlar y la escondéis
bien de los niños, os durará toda la semana. Coca maría de
calabaza con pepitas de chocolate. Hey ho let's go!
Vamos con los
ingredientes:
350 g calabaza asada
250 g azúcar
250 g de harina
3 huevos
2 sobres dobles de
soda-litines
70 g de aceite de girasol
2 puñados de escamas de
chocolate
Primero nos buscamos una
radio, el portátil, el Ipad o un vecino con buena voz para amenizar
con música la preparación. Para no morir de sobredosis de azúcar
los Ramones nos servirán. O Patti Smith. Pero Laura Pausini no,
Laura Pausini ni de coña. Podríamos provocar una epidemia de
diabetes y no es lo que queremos.
Si ya tenemos eso,
podemos empezar: ponemos el horno a 180º para que coja temperatura y
batimos la calabaza asada junto con el azúcar. ¿Hecho? Ok, ahora
sin perder la calma, añadimos los huevos y el aceite y volvemos a
batir durante dos minutos. ¿Todo bien? ¿Algun problema? Perfecto.
Después mezclamos la
harina y los sobres blancos de soda-litines y, tamizando la mezcla
para evitar que se formen grumos, la pasamos al bol en el que
teníamos la pasta de calabaza. En este momento, y si no hemos
confundido la harina con cemento, sentiremos el calorcillo de
satisfacción del deber cumplido. Lo disfrutaremos durante unos
segundos y volveremos humildemente al proceso.
Cuando lo tengamos ya
todo en el mismo bol, removeremos con una cuchara hasta formar una
pasta homogénea y añadiremos los sobres azules de soda-litines y
las escamas de chocolate.
Luego se traslada la
mezcla a una bandeja en la que habremos colocado una lámina de papel
de horno y...¡al horno!
En solo 30 minutos,
mágicamente, la pasta cogerá cuerpo, crecerá, se hinchará, se
elevará suave y grácilmente a las alturas y se convertirá en una
gloriosa coca maría de calabaza y chocolate.
Ah, y un truco final: no
abras el horno durante el proceso para ver cómo va o la masa se
vendrá abajo.
Nota: es probable que la
ingesta de este postre provoque sonrisas y ronroneos injustificados
en el paciente. No maneje maquinaria pesada mientras la come. De
hecho ¿para qué quiere manejar maquinaria pesada?
¡Que os guste mucho!
Bienvenida al mundo blogger :) Nos alegramos de conocerte y de que nos encontraras. Saludos 'especiados'
ResponderEliminarEy, muchas gracias por la bienvenida! Así da gusto empezar.
ResponderEliminarBesos
Tengo que probar esa mezcla de sabores! Qué buena! Bienvenida por este mundillo!
ResponderEliminarAna de JUEGO DE SABORES
Hola Ana!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario y por la bienvenida. Besos.
Tastaolletes